jueves, 17 de abril de 2014

Un cuentito que me encontré en un cajón...

Cuentan que en aquel país lejano, existió un poderoso hombre que durante 70 años se adueñó de lo que quiso, convirtió la pobreza de los demás en riqueza personal, sembró ignorancia y falsa tolerancia, se vestía de patriota siendo un traidor a la propia, dominaba y aplastaba a los que en su contra estaban, a los que buscaban paz y justicia. 

Ese hombre tuvo un hijo, buen mozo, muy bien acicalado siempre, algunas damas se embobaban con su belleza y su tupida cabellera.
Para una gran parte de los que lo veían actuar lo juzgaban de tonto, ignorante, iletrado y ridículo; se burlaban de él… de frente y a sus espaldas. 


El joven fue paciente, sigiloso y lo que muchos de sus detractores olvidaron fue su ADN, la sangre que corre por sus venas, la sed de poder y peor… olvidaron que su padre no está muerto, su entrenador está vivo y listo para recuperar lo perdido. Dispuesto a no cometer los mismos errores que le hicieron perder ese poder al que tan acostumbrado estaba. 


A los detractores del joven también se les olvidó que habían leído cosas como ésta en la historia, estaban frente a un caballo de Troya, frente a una caja de Pandora, una lámpara de Aladino… “tonta cosa bella e inofensiva”. ¿Qué puede pasar pensaron?

Pasó que hoy, ese joven buen mozo, tonto, ignorante, iletrado y ridículo hoy el esboza una generosa y blanca sonrisa, hoy tiene el poder de burlarse y sobretodo callar las burlas de los demás, está preparado para cerrar las bocas y actuar en contra de aquel que no se exprese a favor de él.


La moraleja de esta historia es… "siempre es mucho más tonto, ignorante, iletrado y ridículo aquel que habla, se mofa, no actúa y permanece inmóvil"

¿Una triste historia, no?

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