miércoles, 20 de marzo de 2013

Renovación



Es verdaderamente triste que cuando tienes intención de cambiar (para bien), la gente que te rodea haga lo posible por no permitirlo. Te pueden llamar hipócrita, falso, o sencillamente burlarse de ti, de tus ganas genuinas de ser diferente. Es más, aquellas personas que en teoría se podrían ver beneficiadas con tu cambio tampoco lo permiten, a veces la gente que supuestamente te ama tampoco lo hace. Esto ocurre desde lo personal, religioso, político, social, laboral… sucede en todos los ámbitos.

Es mucho más fácil recibir aceptación, la aprobación y la confianza de extraños. ¿Es mucho más fácil aceptar entonces para nosotros un ser renovado que uno que desea renovarse? Eso parece. Y es entendible hasta cierto punto porque de nuevo se trata de juicios, paradigmas y el tan socorrido miedo al cambio. La gente que te conoce con anterioridad te ha etiquetado y ha hecho un juicio sobre ti y para ellos “tu esencia” es la que conocieron. En cambio, la gente nueva reconoce una historia de éxito detrás de tu comportamiento nuevo, y pienso que todos potencialmente creemos en la renovación del ser… pero normalmente del ser que no conocimos antes.

Y también ocurre al revés, si alguien realiza un cambio considerado malo, inmoral, fuera de lugar entonces se dispara el “es que no lo creo, porque el/ella no es así” no es fácil aceptar el cambio y los que le conozcan le aceptarán con su nueva forma de actuar/pensar.


Nadie a excepción de nosotros mismos sabemos lo complicado que es luchar contra tu peor enemigo, quien menos tiene deseos de que cambies, ese que viene acompañándote desde hace casi el mismo número de años que tienes de vida… tu ego. Esa vocesita suave, melodiosa, a veces enérgica y dominante que te repite constantemente “No puedes”, “¿Qué van a pensar?”, “Te vas a ver mal si lo haces”, “¿Lo ves? Todos piensan que no puedes”, etc. Ahora bien, luchar contra tu ego y luchar contra los que no creen es toda una batalla, una batalla de todos contra uno, pero la buena noticia es que la batalla es tuya, ¡La ganaste desde el momento en que decidiste cambiar!  Además, la no aceptación es parte de la misma renovación. Y eso, te convierte en un luchador, en un héroe de tu propia vida.

¿Quieres cambiar? Propóntelo y hazlo, no necesitas aprobaciones, ni permisos, no necesitas apoyos, no necesitas muletas para caminar hacia tus decisiones, hacia tu evolución. Cambio es evolución y en esta vida si tú no evolucionas entonces espera a que ella misma te envíe una revolución pero esa seguramente será más dolorosa, más desgastante e inesperada. Observa la naturaleza, ella cambia constantemente porque en el cambio está la vida.



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